21 diciembre 2005

El uso electoral de la reforma al binominal

Ésta es una editorial de La Tercera sobre el uso electoral de la reforma al sistema electoral. Los destacados son propios.


Fuente: Diario La Tercera

La forma en que se ha llevado la actual discusión sobre la reforma al sistema binominal aparece claramente impulsada por las dinámicas de la campaña electoral. Cuando la abanderada de la Concertación expresa que quiere "ver quién manda aquí, Sebastián Piñera o la UDI", pone el foco en la Alianza y no en la idoneidad del proyecto enviado con suma urgencia desde La Moneda al Congreso. Tal como hizo su comando al plantear la reforma como una "prueba de la blancura" para la carta opositora.

Aún más, el propio Mandatario dijo confiar en que "los candidatos presidenciales estén en condiciones de garantizar la disposición de los parlamentarios que ellos representan para que (esto) se apruebe por unanimidad". Además de "presidencializar" una discusión que compete al Poder Legislativo y no a los candidatos, con la referencia a la unanimidad el Jefe de Estado pareció sugerir que cualquier discrepancia con su proyecto es, per se, criticable, siendo que la política democrática no supone la unanimidad como condición de legitimidad.

Con lo extemporáneo del tema a días de la primera vuelta electoral, es evidente que fue el interés de la izquierda extraparlamentaria -cuyos votos bastarían para dar el triunfo al oficialismo- lo que gatilló la respuesta del gobierno. Algo similar a lo ocurrido en 1999 con el proyecto de reforma laboral, también dirigido -en la recta final de esa campaña- a captar votos de la izquierda. Con una gran diferencia: mientras dicha iniciativa tuvo consecuencias negativas que llevaron al gobierno a abrirse a modificarla, la actual discusión tiene una naturaleza cupular, ya que apunta a los intereses de la DC y del Partido Comunista.

Además, la celeridad con que se diseñó y envió el proyecto -gestado en el comando concertacionista y prestamente aceptado por el ministro del Interior-, que hace imposible que un Congreso en su última etapa lo discuta seriamente, señala la meta de "sacar a la oposición al pizarrón" e introducir una cuña en ella.

Pero aunque la Concertación destaca que la reforma al sistema electoral siempre ha estado entre sus prioridades, lo cierto es que durante el sexenio que termina se han conocido sólo dos propuestas en ese sentido, ninguna de las cuales llegó al Congreso: una del hoy candidato opositor en 2003 que no concitó apoyo en el gremialismo y otra del actual presidente de la Cámara de Diputados. Así, proponer que se discuta un tema de esta envergadura en las postrimerías de este gobierno -cuando el propio Mandatario lo había señalado explícitamente como una de las tareas para el próximo- vuelve atendibles las críticas opositoras de que ello se hace "entre gallos y medianoche".

Lo anterior, por lo demás, apunta a potenciar lo que ha sido un discurso recurrente de la Concertación en tiempo electoral: que si bien ha ganado tres gobiernos no ha tenido realmente el poder para efectuar reformas importantes, como la del sistema binominal, ante el obstruccionismo de la derecha. Sin embargo, esta actitud autoflagelante no oculta que la responsabilidad de gobernar y hacer cambios significativos es del sector que ha ocupado La Moneda por los últimos 16 años.

Por lo demás, a nadie escapa que, en diversos momentos, dicho sistema ha sido funcional a los intereses de distintos partidos, no sólo de la oposición. Dado que potencia al partido más votado dentro de cada pacto, en su momento ayudó a RN en desmedro de la UDI, mientras que luego fue a la inversa; y si en una época favoreció a la DC versus sus aliados del PS-PPD, eso se revirtió en la pasada elección. De hecho, un conocido experto electoral cercano al oficialismo demostró recientemente que el binominal ha entregado grados de sobrerrepresentación a ambas coaliciones políticas.

Finalmente, el gobierno ha propuesto una reforma constitucional que obliga a modificar el sistema electoral en, a lo más, un año de plazo. Esto, a sólo tres meses de que entre algunas de las más importantes reformas a la Constitución en democracia se acordara sacar la discusión del sistema binominal del ámbito constitucional y llevarla a la respectiva Ley Orgánica.