09 septiembre 2005

Jasper Maskelyne, el "Mago" de la guerra.


Este hombre derrotó a Rommel. Probablemente ni el mismo pensó que sería capaz de vencer al mítico "zorro del desierto" sin disparar una sola bala, pero su astucia pudo más que las decenas de libros de estrategia estudiados por el oficial alemán.

Jasper Maskelyne llevaba la magia en sus genes, literalmente. El inglés era parte de una verdadera dinastía de ilusionistas fundada por su abuelo, heredada por su padre, y continuada por él. En Gran Bretaña el apellido Maskelyne era sinónimo de magia.

El clan era exitoso en su arte. Jasper era el mago más famoso del Reino Unido, pero llegó la guerra. Y junto con ella una completa concentración en el esfuerzo bélico. No había tiempo para frivolidades, como la magia.

Los teatros se quedaron vacíos y Maskelyne decide alistarse en el ejército. En octubre de 1940 ingresa en la academia de camuflaje, pero debió demostrar su talento para lo que utilizó un viejo truco ilusionista para engañar a su jefe. Lo trasladaron a El Cairo.

El desierto del norte de África era uno de los escenarios más importantes de la Segunda Guerra Mundial. Quien tuviera el control de esa zona podría usarla de trampolín para invadir Sicilia, y luego Italia. Maskelyne estaba entusiasmado, pero no tanto sus superiores que pensaban utilizar su oficio como una forma de distraer a la tropa y subirle la moral. El mago no estaba de acuerdo.

Su insistencia dio frutos y se le permitió formar una unidad de camuflaje experimental. Así, él mismo reclutó a dibujantes, químicos, vidrieros, ceramistas, etc. Se había formado la “Banda mágica”.

Cuando las medidas tradicionales no funcionan la desesperación hace que la mente se abra a nuevas soluciones. Encabezados por Rommel, los alemanes le estaban dando una paliza al ejército aliado, los bombardeos aéreos no daban tregua y el alto mando inglés estaba contra las cuerdas. Maskelyne tendría su oportunidad: defender Alejandría.

El puerto egipcio, base de la marina real británica en Medio Oriente, estaba en la mira alemana. Un bombardeo sobre él habría sido catastrófico. En junio del 41’ Maskelyne comienza a estudiar el asunto y concluye que en vez de ocultar el puerto, lo mejor será “trasladarlo” unos kilómetros.

Usando barro, cartón y lona traslada Alejandría a la desierta bahía de Maryut, que, desde el aire, era muy parecida al puerto egipcio. El conocimiento en el uso de luces, sombras y perspectivas que el mago tenía fueron determinantes. Maskelyne reprodujo las luces del puerto y colocó pequeños explosivos para simular los “aciertos” alemanes.

El engaño surte efecto. Los Nazis bombardean por dos días el puerto falso. Ahora sus superiores creen en el mago.

Se le encarga otra misión de engaño: impedir el bombardeo del Canal de Suez. Para eso Maskelyne se basó en un truco utilizado por su abuelo en 1895. El mago creó un juego de luces que cegó a los pilotos alemanes impidiendo que localizaran sus blancos en el estratégico canal. El mago gana 2-0.

Su mayor truco fue en la batalla por Egipto. Rommel había conquistado Tobruk rechazando al ejército británico hasta el Alamein, a 100 kilómetros al oeste de Alejandría. Maskelyne prepara una emboscada para confundir y atrapar a los alemanes. El gran numero de ilusionismo tendría como escenario el campo de batalla de el Alamein.

El general Montgomery decide atacar por el norte, por donde pasan las vías de suministros. Sin embargo el plan de Maskelyne era hacer ver a los alemanes un ejército atacando por el sur. Para ello se instalan maquetas de todo tipo: tanques, cañones, aviones, hombres, cascos de acero incluso un falso oleoducto hecho con latas de combustible.

El engaño funcionó. Los alemanes concentraron la mayor parte de sus fuerzas en el sur para frenar a este "falso" ejercito. Ahí los británicos iniciaron el verdadero ataque por el norte y para cuando Rommel quiso mandar sus tropas hacia esa zona ya era tarde pues el ejercito británico ya había atravesado sus líneas y estas empezaban a retroceder hacia Libia. El zorro del desierto había caído.

La labor de Maskelyne no acabó aquí. Durante la guerra estuvo de “gira” por otros 16 países de Medio Oriente y Europa. En 1946 regresa a Inglaterra para continuar haciendo magia, y orgulloso de su labor, obtuvo permiso para actuar luciendo el uniforme del ejército británico. Haría una gira con mucho éxito. Pero no pudo con otro formidable adversario, la televisión acabaría con sus espectáculos.

Maskelyne se retiró a Kenia. Ahí hizo algunos shows y escribió su autobiografía. Jasper Maskelyne murió en 1973. Con su muerte se fueron algunos secretos de guerra que el ejército británico desclasificará sólo en 2046. Habrá que esperar.